sábado, 23 de enero de 2016

Osito

Mi hermano al can siempre le dice Apestosillo.

Hoy, le dijo Osito.

Recién, hace apenas unos segundos, mientras salía una perra del baño de casa.

Las pibas (todas las pibas) antes de llegar, tarde como de costumbre, saben que apenas entren van a escuchar a Rombai o a Maramá. Saben que va a haber un grupo de civiles hablándoles, excitados.


Todos son carne y algunos se desean. Es un circo en el cual todos llegan tarde, haciéndose los ocupados, y todos se apuran por irse, aunque estén disfrutando.

Por mi parte, me limité a acomodar un poco mi escritorio, para que no parezca tan tirado cuando pasan por acá.
Suena siempre la música impuesta por el mercado, bandas juveniles claramente armadas por un par de representantes y mafias de discos de bidé.

Mientras escribo estas líneas aparece mi razón de ser humano (animal), que hace que cada vez que escuche una voz femenina, se levanten mis orejas y me invada un frenesí, donde sueño con agarrar alguna al tun-tun y llevarla arriba, donde sin mediar palabras, le dé murra hasta que ella y yo no demos más, donde me saque toda la bronca, toda la pena, toda la euforia, todas las lágrimas, toda la vida, toda mi vida, todas sus vidas y todos sus problemas.

1 comentario: