lunes, 14 de marzo de 2016

2026

Caminaba de resaca por el medio de la vieja avenida Constitución. Eran las dos de la tarde y todavía le dolía la cabeza.
Citaba semanas del abuelo, de allá por 1980. Imaginaba esos boliches futuristas que bien le había descrito. Los mismos que hoy le harían sombra al presente, que dejaba mucho que desear. Todo era pantallas y no pensar demasiado. Todo se estaba volviendo más gris últimamente. Cada vez más gente no podía soltar el sistema.

La picadura de un mosquito hizo que vuelva el encargo de Jonás. El octagenario le había pedido un extraño artículo para su nueva prótesis de rodilla. Intentó recordar el nombre pero los mutantes mosquitos y el calor (y todo el ron de ayer) no lo dejaron pensar. Se frotó la frente y sintió el enol, los cigarrillos y todo el perfume de ayer.

Avistó la ferretería a la cuadra y media, imponente en su cartel y nombre norteamericano.
Llegó,
entró
miró al vendedor a los ojos.
Buenas tardes, andaba necesitando un alternador de... de... para las rodillas esas.. Un alternador de...
¿de Remish?
Si!! ¿Tiene?
No me quedó. (Bajo la mirada a la pantalla)
¿Sabe donde puedo conseguir?
No.
¿Le va a llegar?
El viernes.
¿Cuánto cuesta?
Quinientos veintidós pesos.
Gracias. Y necesito 10 tornillos autoperforantes.
Ya le traigo.

Arribó a su casa. Se sentó en el sillón y en la pared se proyectó la web, donde aparecieron videos de conocidos simulando ser felices y noticias de esas que sabes que no importan.
Ya medio dormido, algo inconcebible lo reanimó.
En la esquina derecha de la pared, en el lugar reservado para las publicidades de cookies y preferencias no incógnitas, leyó en colores cómplices, un cartel que sentenciaba:
"Solo por hoy: $500. Entrega inmediata incluida. Alternadores Remish. Exclusivo de MarketSat.com"

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